martes, 29 de marzo de 2011

Ventimiglia (rubber soul)


El tren de anoche me llevo a un sitio que no me esperaba. Resulta que Vintimille es el nombre francés del pueblo italiano Ventimiglia. Me recuerda mucho a la costa mediterranea española, de hecho me he enterado que esta zona de Liguria es algo así como la costa del sol del norte de Italia. He llegado muy temprano, cerca de las 06.00 am y la ciudad desde el principio me ha incomodado un poco.

Me encuentro con un lugar alargado y pegado a la costa sin ningún atractivo. Solo un mercadillo bastante curioso en el cual tengo que llevar especial cuidado con mi mochila. La playa es de cantos rodados y saturada de construcción y turismo de fiambrera. A la espera del próximo tren que tomaré (a eso de las 20.00) me doy un paseíto por la orilla del mar, hace un poco de rasca así que me abrigo, como algo en un puesto callejero y me dirijo a la estación. Por el camino compro en un pequeño supermercado unas ligeras viandas: Pan de molde, agua “non frizzante” que me cuesta encontrar y paté de buena calidad. Esta es una zona turística y por eso no me sale demasiado barato. A veces cuando no planificas pasan estas cosas, llegas a sitios que no te atraen especialmente; tienes que esperar un buen rato para marcharte y además te sale caro. A cambio la libertad de quedarte o no.

Llegare a mi destino a una hora bastante intempestiva, a eso de las 22.30, puedo tener problemas para encontrar alojamiento así que gestiono un hostal desde un pequeño (y cutre) cibercafé de los alrededores.

Me apalanco en un banco de la estación y miro con ansia mi merienda-cena mientras espero al dichoso tren que me va a llevar a Génova. La verdad es que he tenido suerte, al final este lugar está bien comunicado y podría haber vuelto a Paris, dirigirme a Mónaco o el norte de Italia hasta Milán, tal y como he elegido yo. Aun así tengo ganas de marcharme de aquí. Mientras espero conecto mi teléfono móvil y mando un SMS a casa (todo ok) , escucho un poco de música (le toca el turno a “The rubber soul” de los Beatles), observo a los veraneantes ir y venir y yo canturreo en francés: Sont les mots qui vont très bien ensemble…

lunes, 28 de marzo de 2011

París-Auterlitz o el comienzo de un viaje


Me planto en la estación de París-Austerlitz, con la firme intención de echar un vistazo alrededor y elegir un destino al azar.

En mi poder solo tengo una pequeña, pequeñísima mochila donde meto lo indispensable, algo de dinero en efectivo y en mis bolsillos la documentación necesaria y las inolvidables tarjetas.

Me imagino a mi mismo en medio de la algarabía de gentes que vienen y van, no me importa el tiempo que me lleve el viaje, por eso yo no corro. Es un momento de plenitud total y absoluta, tengo todo lo que necesito.

Llevo conmigo todo lo que he aprendido de los libros, pero para el viaje no quiero ninguno, leeré los periódicos locales que la gente siempre abandona en los lugares de paso. Lo que si se me hace imprescindible es un poco de música. No podría dejar de ponerle banda sonora a un viaje, no puedo evitarlo. En este preciso momento suena en el hilo musical del cruce de vidas que es este lugar algo indefinido, parece un clásico, no entiendo mucho pero diría que es Ravel. De todas maneras a mí me gusta más Muse y es lo que conecto en mi mp3.

P-Asterlitz 1930
Llueve fuera y en mi mente atruenan las musas, llaman a la puerta con fuerza. Giro sobre mi mismo para poder observar todas las pantallas que muestran los destinos potenciales. En un principio dudo porque no parece que desde aquí se puedan iniciar muchos trayectos internacionales. Error: cualquier viaje se puede empezar desde cualquier sitio. Este es un lugar precioso, levantado en 1840, las vidrieras tamizan el color gris de fuera y dan vida y calidez al interior de la estación.

Tengo delante de mi 198 países. Una infinidad de pueblos; rincones y toda la humanidad por conocer. Me veo a mi mismo esbozando una gran sonrisa, la libertad asoma a las comisuras de mis labios.

Me echo la mochila al hombro y subo a un tren moderno pero no de alta velocidad, no sé donde va hasta que una agradable voz femenina anuncia en francés que nos dirigimos hacia Vintimille, busco en un viejo mapa donde esta eso: Cerca de Niza. Buen principio para un gran viaje, vuelvo donde nacieron todas las aventuras, vuelvo al Mediterráneo. Una vez llegue allí este nocturno, decidiré si paso allí unos días o si sigo mi particular viaje a ninguna parte.

jueves, 24 de marzo de 2011

Universo Murakami


Hacia tiempo que no me enganchaba tanto una lectura. Quizás y aunque pueda sonar un poco herético desde que en mi adolescencia descubrí a García Márquez. Desde entonces he leído y leído a unos y a otros. Unos mas y otros menos. En unos 12 años he flipado con los Pilares de la Tierra, he sabido lo magnifico que fue el realismo mágico, he tenido pesadillas con Kafka, he devorado a Diego Alatriste, he leído y leído… pasando por infinidad de autores latino americanos; españoles; norteamericanos, centro-europeos, incluso con Marguerite Duras viaje a Vietnam…

Pero nunca había pasado por Japón. Hasta que escuche una entrevista radiofónica en la SER a Juan Mata el único campeón del mundo que queda en el Valencia. J.R. De la Morena le preguntaba que si leía: “Si”-contestaba Juanin- Luego explico que ahora estaba leyendo a un autor japonés que le encantaba. Al día siguiente me compre Tokio Blues (Norweian Wood).

Al principio la novela no me entusiasmo, de hecho la empecé y la deje a las pocas páginas. A los meses la cogí de nuevo y casi de un tirón la termine en una noche. Me maravillo la tensión adolescente de los personajes, la musicalidad de las descripciones, la frescura de la narrativa…En fin esas cosas que a uno le gustan cuando lee, ¿No? .

A los pocos días de terminar la novela ocurrió el desastre del terremoto y el Tsunami, por ello y hasta el día de hoy es recurrente el lejanísimo oriente en mi cabeza. Ahora mismo estoy leyendo otra novela del mismo autor, esta mañana aprovechando el día libre he aparcado mi coche a la vera del mar y resguardado de la lluvia he devorado casi cien páginas.

Naoko; Toru; Surime…Los nombres nipones van y vienen en mi consciencia, tsunami, desastre, Fukushima…Se mezcla el mundo literario con el terriblemente real, la marea baja de la reciente súper- luna deja al descubierto los restos del naufragio, hace frio, viento y la primavera no aparece. Surrealismo, postmodernismo... Es época de cambios de dudas, de pasos en falso…Todo parece entremezclarse con una suavidad que me recuerda a los temas de los Beatles. Literatura pop llaman a lo de Murakami , como a la música de los de Liverpool, fácil de entender y con un cierto toque de premonición que deja potentes ecos.

Desde aquí mi solidaridad con el pueblo de Japón y con cualquiera de los pueblos que sufren en el mundo. Desde el lejano oriente hasta los confines del desierto libio.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Olor a sal


Sunshine, R.R.
En el erial empieza a dibujarse el sol a través de la frontera del alba. El espantapájaros, como quien no quiere la cosa siente un inesperado hormigueo en las piernas. Su azorado cerebro tiende a pensar demasiado y por ello a veces se bloquea y no piensa nada. Mucho no es bueno de nada.

El caso es que por las hebras de paja corre un hálito de vida que al que ya nadie le tenía fe. El pecho inhala el primaveral aire, el fresco viento de poniente despeja el cielo,a los descuidados transeúntes les pareciera que los botones de sus ojos  brillan más. Se despereza la existencia en el valle del carajo. Con las primeras sonrisas llegaron los últimos hastíos. A lo lejos ondula el calor que sale de la tierra que renace. En las cercanías del puesto de vigilancia niños rubios chapotean en los restos de lo que fueron grises charcos, se preparan las flores para explotar como si estuvieran en pleno mes de mayo.

Brilla un sol de justicia, una poética metáfora de este momento. No lo van a creer pero al hombre hecho de despojos le vuelven las fuerzas, parece un cuento, las piernas tienen de nuevo vigor, el pecho entre sístole y diástole vuelve a albergar el futuro. Asido a su estaca abre la mente y desenreda el amasijo de trapos que tiene detrás de la frente, no era tan difícil imaginar, dejar volver a gritar al alma.

De pronto siente como se desgarra la costura que era su sonrisa y con absoluta libertad se suelta de su poste guardián y comienza a andar. Empiezan a reverdecer los campos, los cultivos parecen no necesitar más para crecer solos, el maná. Entre las mediterráneas margaritas el hombre recién nacido se tambalea como un convaleciente que acaba de incorporarse. El cielo azul enmarca las aventura que llega a su fin, las horas pasaron, los cigarrillos se fumaron, las briznas de paja se volvieron de nuevo carne. La manzana podrida del corazón dio lugar a nuevas formas de vida.

El espantapájaros cae en la cuenta de que como casi todo era cuestión de tiempo. Alza sus brazos al cielo y con una enorme carcajada echa a correr por la carretera que parte en dos el coto de caza, se dirige al mar, que sabe no queda lejos. A veces durante las largas y frías noches el viento de levante le traía el infinito olor a sal.

(Este es final de la serie espantapájaros por  motivos obvios)

sábado, 19 de marzo de 2011

No a la guerra (version 2011)


Sé que a veces soy muy pesado, me lo dicen a menudo. No puedo evitarlo, cuando leo por ahí, veo, u oigo cosas como: ¿Dónde están ahora los del “no a la guerra”?, me pongo negro (con perdón). Seré breve, muy breve.

Hay una diferencia muy clara, sustancial y definitiva entre 2003 y 2011: Ahora se ataca al régimen tiránico del ex amigo Gadafi con el visto bueno de la ONU, porque el colega en vez de asumir que su pueblo no lo quiere, prefiere pisarles el pescuezo (otra vez unos con piedras y otros con tanques).

Él aduce que se trata de grupos terroristas no “el pueblo” con una cadencia y desesperada musicalidad que me recuerda a las confabulaciones judeo-masonicas de otros sátrapas más cercanos. Ya os decía que los libios y los españoles tenemos mucho en común. Por eso, porque hay un tipo que esta enrocado, que prefiere exterminar su propia gente antes que irse, es legitimo que la comunidad internacional actúe, es de justicia y para eso despues de la II guerra Mundial se crearon organismos que regularan la política internacional.

En 2003 se ataco a Irak porque a George W. le dio la real gana. Para ello se mintió y manipuló. Nunca se encontraron las dichosas armas de destrucción masiva, la ONU nunca autorizó el ataque. Hussein era un asqueroso asesino, en eso estamos de acuerdo. Lo que no es de ley es mentir, lo que no es lógico es que se ignoren las más grandes manifestaciones de la historia de la democracia en España para saldar las cuentas pendientes de la familia Bush. 1.033.000 muertos (según Opinion research Business) para salvarlos del tirano, no hace falta decir más.

La diferencia jurídica y moral es demasiado evidente para extenderme mucho. A titulo personal solo diré que yo no me manifesté contra la guerra de Irak porque siempre pensé que estaba todo polítizado, en realidad a los convocantes les daba igual, solo les interesaba el rédito que pudieran sacar. Ahora sigo estando en contra de cualquier guerra pero a mi que no me vengan con milongas, que no es lo mismo echar un cable, evitar una guerra civil (humm, me suena,con toda la cobertura legal) a un pueblo que esta siendo pisoteado "right now", que satisfacer las obsesiones infantiles de un presidente afortunadamente único.

martes, 15 de marzo de 2011

Metáfora


Día libre. Diástole. Vuelve a latir el corazón preso. Ayer en un turno de 720 minutos tuve una vez más la extraña sensación del pescador que lanza y lanza y no obtiene respuesta, la del cartero comercial que llama a todas las puertas frías. Tuve 43200 segundos de sístole.

En medio de mis pensamientos aviesos y concienzudos, sin compañía de lectura, ni de compas musical alguno, en pleno arrebato de aburrimiento se me apareció la metáfora de esta región de Murcia, la de muchas vidas arrumbadas en cualquier rincón del post desarrollismo .

Ahí está la pelota de golf en medio de un erial, con el poco acogedor fondo de una urbanización nacida donde solo crecían alcachofas. Se nos encogió la economía y con ello nos quedamos entre los que vienen a divertirse y los que se fueron escaldados.

Nos convertimos por nuestras cortas miras en pelotas usadas, gastadas y abandonadas en el más inhóspito de los páramos. En frente cientos de propiedades ajenas, privadas y que ni oleremos. Detrás un observador alelado, la mirada ausente y el cerebro aburrido.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sobre libios y españoles


Nos parecemos, tenemos mucho en comun, los libios y los españoles.

Dicen por ahí que  va a ganar el sátrapa por la ensimismada inacción de la comunidad internacional, bastante más interesada en el petróleo que el pueblo. Es triste, parecía que iba a amanecer también en el mundo árabe, que iban a dar el salto.

Personalmente me recuerda mucho a la historia de este terruño que llamamos España. Cuando estábamos a punto de encarar el futuro, unos pocos se empeñaron en darnos la vuelta y quedárselo ellos. Y se lo quedaron, durante 40 años. Todo eso mientras en el resto mundo decían…Ups, parece que por allí van a tener problemas…Solo que aquí ni había ni habrá petróleo.

Aquí no hicieron nada, porque no había nada que les interesara y su pasmo diplomático contribuyó a que los que se sublevaron contra una democracia consiguieran una guerra en vez de una asonada y con ello una victoria, apoyándose en los regímenes fascistas de Europa.

En Libia no hacemos nada porque Gadafi tiene el petróleo, y en vez de propiciar su caída, nos quedamos mirando. Lo mismo pero al revés. EEUU no quiere repetir errores ni intervenciones, Reino Unido carece de opinión y la Unión Europea es un conglomerado burocrático sin capacidad real de actuación. Rusia y China vetan cualquier movimiento en las instituciones internacionales porque son la primera una democracia ficticia (dominada por mafias), y la segunda directamente una vergüenza.

Otra vez, una vez más la ONU y la OTAN no sirven para nada, excepto para gastar nuestros cuartos. Y en definitiva nadie mueve un dedo por el pueblo libio.

Así que como dicen por ahí, dentro de poco el coronel no tendrá quien le escriba, pero le seguirán llegando los cheques por su petróleo y nos venderán que desde dentro y con su genial carácter impulsó reformas que llevan prosperidad a Trípoli, bla,bla,bla...

En realidad amigos, si no hacemos nada y dejamos que ese hombre con sus mercenarios aplasten la llama de la libertad, lo que pasara es que el mundo habrá perdido una oportunidad para asomarse al futuro, la misma que nos robaron a nosotros hace ya mucho tiempo.

jueves, 3 de marzo de 2011

La vida en un verso


Rodar y rodar...(Loken, Dinamarca)
Aquella mañana lucia un sol frio, algo extraño como sacado de una gigantesca cámara frigorífica. Con los ojos entornados, un cierto dolor detrás de la frente y un inhabitual sentimiento de plenitud relajada decidió gastar la vida en un verso.

Alrededor suyo el mundo giraba con la habitual monotonía, en su cabeza este era un día definitivo.

Llego por fin el momento de sentarse, observar el cielo y parar su existencia para comenzar la vida. Él no tenía muy claro lo que sucedía, pero pensó , reflexiono; meditó; se angustió y finalmente condesó todo lo que había aprendido en ese momento de catarsis en unas pocas líneas:

“La vida en un segundo,
El futuro en tu pecho.
La mañana en un sueño
El tiempo sin reloj.”

Tiempo atrás el hecho de desparramar letras le había consolado de varios males y había compartido sus mayores logros. Ese día no quedo satisfecho.

En una mochila metió lo que no debía dejar atrás, en su pecho metió sensaciones aun sin cocinar y se preparó para el gran viaje.
Condujo hasta el fin del mundo. Días y días, lunas y lunas. Rodar y rodar…Y de nuevo el sol.

Descansó, aprendió a observar frente al mar azul; las antiguas civilizaciones le enseñaron que no todo es perecedero. De los pueblos milenarios del camino, de la sabiduría de los que no saben nada aprendió a dudar. Empezó a fumar de nuevo, bebió hasta perder la razón. Nada es tan malo como vivir sin vida.

El mundo estaba quieto y sin embargo el seguía girando. Cuando creyó que ya no quedaba más descubrió sabores más intensos y placeres ocultos. Extasiado casi olvido su propósito de gastar la vida.

Volvió a casa, ya nada era igual, allí el tiempo era más lento, pero era casa. Sintió más intenso el calor del hogar, más tierno al abrazo de la madre y los ojos del padre más cansados, más usados más viejos.

Leyó, releyó, busco y no encontró. Se comió lo suyo y robo lo de los demás. En casa ya nada era lo mismo. Cambio el verso por una aburrida novela realista.

Una madrugada después de una noche turbia, caminando por las plomizas calles y bajo un pesado cielo gris: cobró conciencia. Otra vez lo mismo. Volver, reinar, sucumbir.

Llegado a ese punto de lucidez, se devano los sesos para cumplir todas sus obligaciones, se quito la gabardina de ciudadano, besó a las mujeres importantes de su vida, y al padre lo miro a los ojos, sin una palabra el viejo arrugado le dijo: Vete hijo.

Se subió a un tren eterno, con la única compañía de los que siempre viajan y dejo atrás el mundo para encontrarse con su vida. Lo acunaba el repiqueteo del vagón, los ladridos de los perros callejeros y la ilusión de cada momento.

Un buen día en un banco de cualquier parque escribió una línea en su cuaderno:

“Si no hay mañana, ¿Para qué tanto esperar?”.

Arranco la hoja, la arrugó y la encestó en una sórdida papelera.

Noches de un segundo

 No dejes de soñar porque en sueños es libre el hombre. W. Whitman. Hay noches que duran un segundo y verdades tan efímeras que parece que n...