miércoles, 27 de julio de 2011

Héroes de clase obrera

Los acuchilladores (Caillebotte 1875)


AS SOON AS YOU’RE BORN THEY MAKE YOU FEEL SMALL

BY GIVING YOU NO TIME INSTEAD OF IT ALL
TILL THE PAIN IS SO BIG YOU FEEL NOTHING AT ALL
A WORKING CLASS HERO IS SOMETHING TO BE...
Working class Hero. (John Lennon)

El gran John Lennon lo tenía claro. Él nació en los suburbios de Liverpool, esa ciudad que conozco bien tiene esa esencia. Desde el L1 donde convive el barrio chino con las residencias para estudiantes-vividores hasta el L7 (Kenny) donde se apiñan las casas sociales con mujeres en bata fumando en la puerta. En los barrios más bajos de aquella ciudad (de cualquier ciudad en el fondo) se pueden ver ejemplos de lo que la sociedad puede llegar a producir: Chicos que con algo más de 10 años se refugian en trackies (“chándales”) negros, drogas asequibles y que cubiertos con capuchas (skalies-hoodies) solo tienen la salida de la delincuencia. Chicas con embarazos prematuros fruto de la marginación y el tedio. Padres de familia alcoholizados, humillados y sin ninguna ilusión.

Lennon tenía razón ser un héroe de clase obrera es difícil. Te aplastan,  te educan; te muestran la zanahoria y te engañan para robarte lo poco que puedas ganarte con el sudor de tu frente. Básicamente, cuando escribió esa letra, la situación era: Desempleo; hastío y un futuro gris como el cielo del norte de Inglaterra.

John tenía razón: es casi imposible.

Recientemente he tenido algunos ejemplos de heroicidad muy cercanos: la que con la rodilla fuera de su sitio entre alaridos de dolor estaba más preocupada por no poder ir a trabajar el lunes que por su propio y muy evidente sufrimiento. El que acababa de cortarse literalmente un dedo con una sierra radial y que asume el dolor y el perder para siempre la movilidad de una parte de su cuerpo como “gajes del oficio”. Esos  son los gestos que nos quedan, tenemos que jugar para perder, las reglas son las de otros. No es el beneficio lo que anima a estas personas, no es una jugosa comisión ni un retiro dorado. La dignidad es lo único que nunca; nunca, nos podrán embargar, ni los bancos que hemos rescatado, ni los gobernantes que hemos votado.

miércoles, 20 de julio de 2011

Viajar es nacer

Viborg 2008. Si, es un mapa.
A veces, en tiempos de carestía viajera se me tambalea la voluntad y de vez en cuando aparece desde una esquina el que soy yo. Me señala y me muestra a los demás como lo que no soy, como un ser lleno de dudas, de hastío y de ciencia infusa. En realidad nada que ver con lo que yo veo cuando me asomo al abismo y se me endurecen las escamas, aprieto los dientes y se amontonan los días pasados.

En el fondo, un reflejo el uno del otro, el uno me exhibe como un trofeo de caza; la vida ha podido conmigo como con tantos otros, me amenaza entre uniformes y protocolos. El otro me agarra del alma y me arrastra a los caminos polvorientos; las carreteras más retorcidas y las más abigarradas noches. Lo dicho, un reflejo. Dos espejismos, ninguno de ellos es más yo que el otro. Quizás uno es lo que quiero y otro lo que no puedo. No sé.

Solo que hay ciertos días en los que de verdad se juntan ambos, me siento pleno; feliz; triste; agobiado; libre; sano; dolorido; exhausto; liviano; aprendiz; experto; viejo; joven; orgásmico y a punto de cascar. Todo en uno. Como una de mis frases favoritas, la que ya sabéis de Víctor Jara: La vida es eterna… Eso pasa cuando viajo, soy más eficiente; estoy más despierto, más vivo. Cuando duermo lo hago más profundamente; cuando como lo hago con mas gana ; cuando quiero lo hago con mas alma.

Es en esos días de improvisación y descaro cuando se juntan mis “yos”, el que yo veo y el que se muestra a los demás. El que escribe y el que lee; el que siente y el que piensa. El que camina y el que revienta. El que llena la mochila y el que pierde peso. Todos en armonía, en un tren cualquiera hacia ninguna parte en concreto. Todos en un mismo momento cuando en el estomago revolotean las ganas de que aparezca a lo lejos la estación de llegada; que no es sino la de partida del día de mañana. La esencia mas pura de lo que brilla en el fondo del espíritu, lo que hace que cada cierto tiempo renazca , porque viajar siempre es nacer.

martes, 5 de julio de 2011

Sueño de una noche tórrida

Mi país se convierte en un horno por estas fechas. Un horno alimentado por el aire caliente que cuando viene del sur me invita a volar. Leo un artículo de uno de mis favoritos y me cuenta que a sus años y en noches como la pasada uno quiere aprender a vivir con las vidas que no fueron.

No me pasa solo a mí, definitivamente no estoy mal de la azotea, el viento saharaui trae efluvios de jazmín y también de opresión. Mientras lucho con el momento histórico no consigo conformarme, no consigo aprender de lo no fue. Dice Ramón: “Abro la boca y solo sale aire; son las manos las que hablan, las que teclean”. Aspiro el napalm que me destruye con la sensación de que otra vez equivoque la ocasión. Solo con capa y espada, con honor y sin más hay que bregar, llevar al morlaco a los medios y con sutileza hacerlo humillar hasta que soy yo el que manda. Ese es el momento.

Como en apocalypsis now, aspiro fuerte el veneno, abro la boca y en vez de salir solo entra aire, calentorro y sudoroso. Aires de revolución y de plaza de “la Condomina” a las cinco de la tarde, arena, albero.

En noches sudadas e inocuas se forjan las musas, en mi caso el sueño.

Muy quieto, firme y digno, miro a los ojos a la bestia. Gotea la tensión por mi frente, noto como se me crispan los nervios, trago el aire que hierve, visualizo la resolución del reto.

Me doy la vuelta, salgo corriendo y maricón el ultimo.

Noches de un segundo

 No dejes de soñar porque en sueños es libre el hombre. W. Whitman. Hay noches que duran un segundo y verdades tan efímeras que parece que n...