viernes, 30 de septiembre de 2011

Una noche en el ferry

Un sospechoso crujido despierta ligeramente al viajero. Desde siempre procuró no beber demasiado, aunque hay días para todo. Esta noche en un barco frio como el acero del que está hecho, se ha tragado más de cuatro litros de una cerveza mediocre, pero que le ha calentado las entrañas. Ahora duerme mal como todos los borrachos, entre pulsiones básicas, bamboleos, con el estomago en vilo y con un bombo por cabeza.

El ferry.
Esta noche ha sido muy divertida, cinco tipos hasta altas horas de la madrugada en una sórdida barra acabando con todo lo bebible. Un catalán, dos mexicanos, un canadiense y uno de Murcia. Risas y camaradería, todos desconocidos cinco minutos antes, hermanos de bar, codo con codo, aguantando la noche de un ferry pesado y lento. Curioso, pensaba el viajero, en tierra, en casa, jamás en la vida me hubiera sentado a la mesa con cuatro tipos totalmente desconocidos. No se me hubiera ocurrido en la vida pagar rondas de cervezas a mas de 4€ cada una como si nada. Sobre todo sabiendo que el presupuesto es tan ajustado que el gasto de hoy supone que mañana se duerme en un banco de cualquier parque.

Ahora entre vuelta y vuelta, el viajero se despierta ligeramente sobresaltado, desorientado y un poco angustioso. Le cuesta unos segundos saber aproximadamente donde se encuentra, hasta que se centra: Julio 04, en el ferry de Malmoë a Rostock, en la recta final de un viaje de más de un mes por Europa. En el camarote compartido con tres tíos mas apesta, demasiadas botas viajeras en tan poco espacio. El barco acaba de pararse como si un gigante tirara de la cuerda con la que los guía. Acaban de llegar a puerto, empieza un nuevo día, seis y cuarto de la mañana, (¡Dios, si me he acostado a las cinco!). Al incorporarse ve que casi ha amanecido, y siente que se le escapa el estomago por la boca. Se viste muy rápido, de hecho solo tiene que calzarse, corre al final de pasillo, y desembarca, aun abrumado, medio borracho y riendo a solas.

Minutos después en tierra ya, un café lo recompone y amenaza a la vez. Mochila al hombro y a ver qué hacemos, pues caminar, que de eso se trata, improvisar y seguir sumando. En el futuro se encontrara con los camaradas de anoche, no será lo mismo. Esos raros y excelentes momentos de taberna siempre son únicos. Más aun en un barco, lejos de casa y con un mañana difuso e incierto.


martes, 27 de septiembre de 2011

Moderno Sal Paradise

Esta solo en la estación. Sopla una leve brisa fresca del norte, el otoño se esconde detrás de las montañas, agazapado entre nubes oscuras como el mañana. No hay árboles que aúllen, esta tierra es seca e ingrata. El viajero lleva en la mochila toda su eternidad y un libro. No queda otra que seguir adelante. Los zapatos están gastados y el alma de vagabundo no necesita más que un nuevo verano en la lejanía.

No dijo adiós. Simplemente saltó a un tren en marcha y apoyó su cabeza en las viejas tablas. Tenía claro que sabría desenvolverse, sabía que ya era perro viejo y que en la carretera nadie necesita nada. La épica del instante.

Cuando mira alrededor solo ve vastos campos iluminados por un sol suave, el suave brillo del mediterráneo lo tamiza todo, endulza el aire e invita a una ronda de alegría. La verdad es que no se oyen pajarillos que completen la escena sino coches a lo lejos, sonido sordo y acompasado de vida humana.

Enciende un pitillo y le sabe horriblemente mal. Acaba de dejar de fumar. Una atadura menos. Respira hondo y otra vez se pone en marcha, carga su desvencijado equipaje al hombro y aparca los viejos recuerdos junto al paquete de cigarrillos en el primer contenedor de basura.

Otra vez en marcha, los pies vuelan sobre el polvoriento camino, los ojos abrazan el horizonte, la piel se hace más sensible y capta los matices de las estaciones, no va a llover, podrá seguir adelante. Desde allí se puede oler el mar, húmedo y salado, origen y final de todas las aventuras.

La suave brisa ha crecido y se ha hecho un viril vendaval, le empuja  y acompaña sus pasos. La gente que se lo cruza cerca del puerto piensa que es un pobre hombre, sin destino, sin futuro. Lo cierto es que su imagen barbuda y contrahecha no lo ayuda mucho. Caminando sin ton ni son por este mundo loco. Con el viento a favor sube a un viejo barco que lo lleva a cualquier sitio, apostado en la borda espera que zarpe el carguero que lo lleva, mirada perdida, sueño encontrado. Su alma está en pie, viviendo al día, moviéndose, la herencia de una humanidad perdida, una humanidad nómada y libre.

Cuando el viejo barco empieza a bailar con las olas sabe que por fin ha llegado el momento, se siente en casa una vez más. Lejos del mundo, cerca de un dios al que nunca había escuchado antes. El futuro es una enorme interrogación y el pasado está enterrado en la áspera orilla. Ahora, por fin, es parte de esa leyenda: la de Jack London; la de Hemingway; la de Jack Kerouak la del viajero que entiende su alma no necesita un lugar en el mundo, porque forma parte de él.

Tiembla y sonríe a las gaviotas, pobre diablo respirando el aire húmedo del mar, con su vida errante, cuerpo roto por los excesos, moderno Sal Paradise es libre porque no tiene sueños, con el unico testigo de un infinito cielo vacio, es feliz.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Instantes veraneantes

 Un pequeño resumen del difunto verano. Muchos viajes a la ciudad departamental, con sus mas y sus menos. Muchos atardeceres estupendos; algo de disfrute y bastante trabajo. A partir de ahora una etapa nueva, una estación nueva y...a otra cosa.







martes, 20 de septiembre de 2011

Sobre el basket, y el futbol de centrales lecheras y demás

Campeones y ejemplo a seguir

En baloncesto cuando un jugador hace una falta levanta el brazo asumiéndola. En futbol cuando en cuanto hay contacto…al suelo. Cuando se da una patada alevosa y asesina al tobillo, con los tacos por delante, se protesta como si se fuera víctima de una confabulación universal.

El baloncesto sigue teniendo un código de honor por el cual, con más o menos ganas, se echa una mano al árbitro siempre. Se asume la falta y a otra cosa. Se intentan provocar faltas en ataque, pero si te pillan la falta es tuya. Se dan leñazos fuertes, pero es muy difícil que expulsen a alguien. Hay nobleza y reconocimiento del trabajo de todos. Hay competencia pero no enemistad.

Marca tv, etc...Poco serios.
En futbol hay piscinazos y tretas, ficciones y teatros. Centrales lecheras y cavernas. Todo menos echar un cable al árbitro, todo menos honor. Cada día se parece menos a un juego y mas a un cuento maniqueo de malos y buenos. No se compite se guerrea. No se informa, se manipula. No es fuente de valores sino de conflictos.

En los últimos tiempos se nos ha prostituido el deporte que nos gusta, se ha alejado de los códigos de caballeros, y de entre el fango surgen estrellas de plastilina como Coentrao al que se le puede modelar para costar 30 millones de €, o autenticas campañas anti Guardiola (la cantinela de la falsa modestia, bla,bla,bla). Se dan casos donde los que dan las patadas se sienten agredidos y los que las reciben no abren la boca (Marcelo/Cesc). Se llega al caso de que no se habla de deporte sino de “el otro futbol” y no se analiza “el futbol de verdad”.

Titulares poco serios
Creo que lo que J. Mourinho trae esta liga la aleja de lo que nos enseñan las figuras del basket que tenemos vistiendo la roja. No hay teatro que valga ante el talento, no hay juego duro que pare a un equipo bien hecho, no hay lesión que pueda con una racha ganadora, nadie es más guapo, ni rico, ni mejor jugador.

Creo que alguien debería tomar nota y apostar por la pureza que es lo que a la gente le gusta. Rivalidad sin compasiones, patadas, presión, orgullo y talento. Se imaginan que por ejemplo Piqué hace una falta levanta el brazo y la acepta, saluda al rival y siguen jugando. O que Pepe se reconcilia con el mundo y se quita la crispación de encima y sigue siendo un tipo duro pero no sucio, y después de una infracción sigue hablándose con los compañeros.

Se imaginan que en el próximo clásico no hay tanganas pellejeras y después del futbol se saludan todos y se habla de lo bien que jugó el uno o el otro…y punto. El deporte ganaría y sería un buen ejemplo para los peques que lo siguen con devoción. Yo de momento seguiré emocionándome con los energúmenos del balompié y gozando ante el espectáculo noble y épico del baloncesto.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Pocas luces


Acampado en Cabo Norte, 2004.

Hace un par de días que no tengo electricidad en casa…cosas que pasan. En fin que nos tenemos que apañar con velas (no luz); sin cocinar (no vitro); con duchas de agua fría (no calentador eléctrico); sin internet (no ordenador)… En estos días estamos viviendo casi como a la antigua usanza. Casi incomunicados; casi como mi abuela vivía en Campos del Rio (Murcia) en los años 50, ellos vivían en una casa (de Gracia) que les dejaba “el amo” a cambio de trabajar sus campos. Lógicamente cero comodidades; cero electricidad; cero teléfono…vamos lo era la España rural de aquellos tiempos.

La dependencia que tenemos de las comodidades artificiales puede llegar a ser asombrosa, hoy mismo en mi incesante búsqueda de trabajo me las he visto y me las he deseado hasta que encontrado un enchufe para poder llegar a infojobs y demás. Una pequeña biblioteca de pueblo me ha acogido y aquí ando, liado con el más allá que es lo que parece el mercado laboral.

Ahora en un ratico tengo que volver a mi prehistórica casa a ver qué tipo de bocadillo comemos hoy. Luego como quiero ver a la ÑBA me tocara ir a cualquier bar. A la vuelta querré cenar y me tocara de nuevo inventar un bocata cualquiera… a la luz del candil.
Lo llevamos bien mi compañera y yo, ya que gracias a nuestras habilidades viajeras nos hemos encontrado en situaciones parecidas muchas veces. Recuerdo mi primer interrail cuando internet era un lujo y la telefonía móvil no era lo que es hoy, que estuve incomunicado del resto del mundo durante un mes…y no paso nada. Mi madre sobrevivió sin saber de mi, mis amigos también; no tuve que publicar día a día lo bonito que es Estocolmo o lo jodidamente lejos que esta Cabo Norte. En los campings y estaciones de media Europa no había conexión a internet; no había ni un enchufe…Y sobreviví, una experiencia estupenda, desconexión total.

Hoy esto es casi impensable, yo vivo en un sitio razonablemente lejos/cerca de todo. Pero al minuto estoy conectado con el mundo. Me entero si estornuda un corredor de bolsa francés a causa del virus (contagioso) griego al instante. El miedo entra por los pies y sale por la última neurona que me queda.

Ahora que las pocas luces que tenía se las ha llevado el de IBERDROLA me doy cuenta del salto que ha pegado el mundo en pocos años, y si lo miro con perspectiva, desde los años 50 es increíble. ¿Cómo se enteraban de las crisis y de las movidas del mercado?; ¿Cómo podía encontrar trabajo mi abuelo?; ¿Cómo podía hacer las mejores migas del mundo mi abuela?;¿Cómo se comunicaban con sus amigos?¿Qué carajo hacían después de las seis de la tarde en invierno?.

Evidentemente era otro mundo, otro país y otra gente. Las relaciones personales eran primarias, directas y hasta cierto punto sinceras. El trabajo estaba en la tierra;el mercado era de patatas y lechugas; la comida en el fuego y el mundo era muy; muy grande tanto que salir del pueblo era una aventura.

Hoy en día personalmente solo tengo esa sensación de autenticidad viajando. Los amigos son los que están contigo, comes lo que hay, duermes con sueño y si en los sitios baratos donde te alojas no hay tele ni radio, ni internet pues a partir de las seis de la tarde en invierno te dedicas a ser persona.

Así estamos nosotros ahora a causa de nuestras escasas lumbreras. No está tan mal…

jueves, 8 de septiembre de 2011

Bicigrafia

Ultimamente ante el desesperante mundo, bici.
No hay trabajo, el que hay es pura bazofia...Bici.
Discutes, discutes, discutes...Bici.

De ahí que renazca una sección de este blog con la intención de insuflar aire fresco y que los maltrechos pulmones acuciados por la polución y los tubos de escape encuentren un poco de alivio.

Aquí os dejo dos momentos después de unos pocos kilómetros en la playa de Los Narejos, cerca ya del aeropuerto en la escuela de Kite Surf Spinosa. Buen sitio, buen chiringuito, buen ambiente. (Por cierto mucho mejor en Septiembre cuando las hordas necesarias- invasoras se han marchado ya.)




martes, 6 de septiembre de 2011

Adelantado por las estatuas

La traición me desparramó por el mundo. El fugitivo de siempre.

Hoy aun vivo de la inercia de aquel momento cuando a pesar de todo, llegue a la conclusión de que hay cosas contra las que no se puede luchar. Hay destinos cruzados y cruces de caminos. En ambas coyunturas, con diversos personajes se desarrolla la vida.

Hay días en los que las musas se arrullan entre sí a tu alrededor y puedes cazar al vuelo un poco de inspiración para vivir y decidir correctamente. Hay otros días sin embargo que son una mera cuanta atrás, no tienes nada que hacer, puedes escribir las letras pero el mensaje es un dictado y la música es justo la que no sabes bailar.

Todo eso de desde “aquí donde no hay no hay nadie a quien seguir; aquí que nadie es un huésped fijo”. Todo eso sin los tiempos del cólera, sin leer a García Márquez, sin montar en tándem. Desde que la noche infinita que aquejada de insomnio me olvida porque la desconcierto. Desde que estoy seguro de hacer lo incorrecto y sin pruebas para demostrarlo me empeño en quedarme atrás.

Solo queda volver la vista y comprobar que las estatuas de sal corren detrás de mí, asustado me asomo al acantilado y solo veo batir las olas. Sopla el viento que me empuja y me quedo quieto como en un sueño, quieto porque esto no es la vida real. Quieto mientras todos corren. Espantado y desenfocado, pertenezco a la luna más que nunca, aúllo buscando a mis congéneres, viajo y me convenzo. Me dejo llevar y en este estado de ánimo solo puedo llegar a un bar, beber y discutir. Apenas me reconozco, recapacito mientras miro como se derrite un cubito de hielo pienso que a pesar de todo siempre quedara mañana; siempre quedará Paris.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Los caminos en septiembre


Hammamet 2009


El mes de septiembre empieza cojeando.

Arrastra los calores del verano, sudoroso, pegajoso y con un olor a centro comercial que empieza a repugnar. Por eso, leo “El camino” de Kerouak, aventura de juventud; hipster y ambiciosa. Carretera; vagabundos; horizontes indefinidos y vida por delante.

Miro hacia adelante y veo nubes, miro hacia atrás y veo migajas y lloros. Miro hacia arriba y una vez más, muy a mi pesar…el vacio. Solo queda en este momento mirarse a uno mismo y creer que se puede. En este mes suele lloviznar; refresca; y empiezan muchas cosas, por ello me propuse hacerlo yo tambien. Un nuevo principio, viajar es nacer.

Los valientes se lanzan a los polvorientos caminos cuando no queda otra, se reconcilian con el mundo pisando fuerte y en unos días de nuevo en la brecha. Ese es mi proceso, necesito viajar para coger distancia y poder ver más claro. Necesito respirar y que mi cerebro arranque de nuevo.

No tengo nada más mis piernas y una de ellas ya maltrecha , por eso vago por las veredas, con la pata coja, con la vida en la mochila y con el tiempo como aliado. Como dicen en los desiertos: tengo el tiempo, aunque tú tengas el reloj.

Mañana comienza el viaje, una vez más este pobre diablo se dejara llevar por la circunstancia y por el corazón y tramara nuevas redes, complicidades, leyes y arbitrios. Yo que siempre vivo en mañana, yo siempre creí que sería viernes sacare el pulgar para que cualquier vieja camioneta me lleve al futuro.

Noches de un segundo

 No dejes de soñar porque en sueños es libre el hombre. W. Whitman. Hay noches que duran un segundo y verdades tan efímeras que parece que n...