Cuando conoces a la transmacional de cerca, es como cuando miras un cuadro impresionista ves claros los borrones, la traza gruesa y el barro. Cuando te alejas, la luz de la publicidad y los focos de los mass media la desfiguran y la hacen parecer un bonito jardín poblado de jóvenes y bien tratados personajes. Mentira.
En realidad la transnacional es una enfermedad. Aniquila la economía de los lugares, mata el comercio local con competencia inasumible para los pequeños tenderos. Crea empleo de baja calidad con alta temporalidad y destruye el tradicional “para toda la vida”. Homogeniza a los trabajadores, al final trabajar para una “tienda” de muebles sueca o una alemana de electrodomésticos de consumo se parece mucho. No se les enseña absolutamente nada.No quieren que piensen, solo los necesitan seis meses. No les dicen que mientan…pero casi: Solo les instan a hacer up-selling. Los horarios son leoninos, con una amplia gama de temporeros dispuestos a dejarse la honra por el próximo contrato de seis meses, es fácil competir con el ferretero que esta él solo en el local de 9 a 9. Ahora la moda de pedir liberalización de horarios, es decir que cada negocio pueda abrir los días al año que quiera…¿A quién beneficia esto?.
Lo dicho una enfermedad neoliberal, borra del mapa el tejido productivo del lugar (en realidad de todos los lugares, créanme, he visto en el fin del mundo un mall). Crea empleo dirán…Si pero destruye el trabajo. Al final cuando no haya más que grandes cadenas de distribución, avariciosas y expansivas…Solo tenderemos la opción de consumir de ellas, vivir en ellas y para ellas. Trabajaremos todos uniformados, venderemos el producto de China y cavaremos poco a poco nuestra definitiva tumba como trabajadores y como país. Es el nuevo imperialismo, de colonias de producción se ha pasado a colonias de consumo. Es decir, antes se invadía un país para extraer sus recursos, cuando ya no interesaba se abandonaba (véase “El club de la miseria” de Paul Collier), creando auténticos pozos de pobreza y hambre. Hoy en día no se invade, se integra un país (más bien una región) en el sistema.
Son los mismos perros con distinto collar, antes con el ejército hoy con marcas y empresas. Cuando los suecos; los alemanes o los gringos decidan que en España la teta ya no da para más, ¿creen que se quedaran?. Solo si el gobierno de turno los incentiva pagando menos impuestos que los locales y facilitando su estadía por nuestras tierras…Otra vez el ciclo, el sistema efectivamente funciona. El mercado es libre, la deslocalización un hecho y los trabajadores mero instrumental.
Lo llaman democracia y no lo es, en el fondo a cambio de empleo temporal vendemos nuestra soberanía económica y política a entes privados, la enfermedad neoliberal. Nos evalúan; nos multan; nos castigan; nos premian; nos despiden. Todo para servir a intereses privados. Los gobiernos mandan para ellos, los políticos que viven de nosotros gobiernan para ellos. Privatizan los beneficios, nacionalizan las perdidas.
Cuando Lehmann Brothers parecía que era el momento de refundar el mundo. Mentira, les pagamos su recuperación y ahora nos ahogan. Hemos dado nueva vida a los que casi nos matan. Y nos van a rematar.
Lo dicho un cuadro impresionista, trazos gordos y evidentes. De lejos una brillante marca beatica y adalid de la productividad y el consumo. De cerca: imperialismo, mercadotecnia; publicidad; temporalidad; salario mínimo; beneficios fiscales; miedo y corrupción.
La triste realidad contra la que nos enfrentamos. Es el momento de ser valientes, y dirigir nuestros pasos hacia donde nosotros queremos. Basta de que nos digan lo que tenemos que hacer. Disfrutemos la vida, decidamos en que queramos trabajar, pongamos nuestros negocios. Se olvidan de que dependen de nosotros, somos el arma más fuerte, y tenemos medios (no nos engañemos); solo nos queda ser valientes y actuar.
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