La noche es larga aquí, un campo yermo, un cielo raso y mi estrella que se esconde.
Con por las ondas viajo a Libia donde el coronel se aferra al bunker como Hitler en "El derrumbamiento", manda a la gente a los cementerios y riega de sangre y lagrimas el desierto. En el Magreb amanece y el alba trae consigo las dudas y despierta a los miserables que duermen en sabanas de seda, se preocupan por la inmigración, no de la masacre. Amanece, que no es poco, hay esperanza.
Aquí lo que antes era una tierra áspera y seca ahora es cemento; asfalto; pladur y ruina. Ladra un perro a lo lejos, se llama realpolitik, creo. Diez farolas dan una luz amarillenta que alumbra extrañamente una carretera que parte en dos el coto de caza. Más allá, el lobo y su oscura boca. Son las tres de la madrugada y ondea el humo de un cigarrillo, la cabeza adormilada y el cuerpo resignado. Pronto amanecerá.
Cae el relente y la noche con sus nieblas amordaza la algarabía del día, el cielo está limpio, el aire es frio y calmo, mi estrella sigue escondida.
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