Marrakech |
A veces desayunamos con malas noticias.
Hoy la mala, muy mala del atentado en Marrakech, ahí están los malos, malísimos manipulando a chavales para que se inmolen. Lo siento terriblemente y lo más triste es que en la mayoría de los casos no lo hacen por fanatismo sino por incultura y por garantizarle una mejor vida a sus familias. Tiene esa opción extrema o la emigración, y punto.
Cuando uno/a de esos chavales se mata a si mismo llevándose en su camino a todo el que tenga la desgracia de estar cerca, en realidad está alimentando a sus padres y hermanos, cuando se convierte en mártir garantiza que a su gente se la tratara con respeto y que la comunidad los alimentara y sostendrá llegado el caso. En otros lugares, como en Palestina sé de casos que se han cometido ese tipo de desesperadas locuras a cambio de una nevera.
Parece que hablamos de otro planeta diferente en el que alguien es capaz de reventarse en un mercado a cambio de promesas de relativo bienestar para su familia. No es otro mundo, es el que hemos heredado de la colonización, es el que hemos alimentado con la globalización y es fruto de la eterna mofa de la geopolítica. Hoy nos interesa un dictador, mañana lo quitamos.
La pobreza, la incultura en estados donde la educación es un lujo, la manipulación de occidente y la maligna influencia de los que mezclan religión y política dan como frutos los hijos de la ira, que no son más que manzanas corruptas y podridas. La inmensa mayoría de los 1000 millones de musulmanes dolo quieren poder criar a sus hijos en paz y libertad, pero en las condiciones descritas un pobre hombre desesperado solo, sin miedo y convenientemente adiestrado y adoctrinado puede causar mucho daño.
En días como hoy donde se escribe y se reflexiona mucho sobre locuras la de ayer, cabe recordar que en vez de estigmatizar a toda una cultura que es pacifica, hospitalaria, generosa y alegre deberíamos plantearnos el por qué de las cosas. ¿Que lleva a un hombre a dar su vida y a quitar otras? Si nos hacemos esa pregunta seguro que llegamos a la conclusión de que no hay locos sino manicomios, y que para que se llegue a ese punto el grado de desesperación tiene que ser maximo.
Sin intención de ser inocente me atrevo a decir que la solución a esta lacra es la democracia y la cooperación para el desarrollo. Nadie que tenga todo lo necesario par vivir en libertad va a rodear su cuerpo de explosivos, entrar en una cafetería, situarse cerca de las bombonas de butano y que sea lo que Dios quiera. Por eso mismo a Al-qaeda no le interesan las revueltas en el mundo Árabe, por eso mismo intentan crear enemigos volatilizando turistas occidentales, por eso mismo juegan con el miedo.
Contra Al-qaeda no se lucha en Afganistán, sino en los colegios de cualquier país musulmán, contra la barbarie se guerrea con hornos de pan y libros.
Mientras, en España, las portadas de periodicos, telediarios, prensa digital, etc se inundan de la guerra entre el R. Madrid y el Barça dejando en segundo plano esta noticia del atentado en Marrakech siendo mucho más importante y de más trascendencia que un pique entre Mou y Guardiola...
ResponderEliminarThis is Spain...
Es cierto, por eso he querido dedicar la entrada a esto, no a milongas, ni milongueros.
ResponderEliminarGracias Lau por estar siempre atenta.