Hacia tiempo que no me enganchaba tanto una lectura. Quizás y aunque pueda sonar un poco herético desde que en mi adolescencia descubrí a García Márquez. Desde entonces he leído y leído a unos y a otros. Unos mas y otros menos. En unos 12 años he flipado con los Pilares de la Tierra, he sabido lo magnifico que fue el realismo mágico, he tenido pesadillas con Kafka, he devorado a Diego Alatriste, he leído y leído… pasando por infinidad de autores latino americanos; españoles; norteamericanos, centro-europeos, incluso con Marguerite Duras viaje a Vietnam…
Pero nunca había pasado por Japón. Hasta que escuche una entrevista radiofónica en la SER a Juan Mata el único campeón del mundo que queda en el Valencia. J.R. De la Morena le preguntaba que si leía: “Si”-contestaba Juanin- Luego explico que ahora estaba leyendo a un autor japonés que le encantaba. Al día siguiente me compre Tokio Blues (Norweian Wood).
Al principio la novela no me entusiasmo, de hecho la empecé y la deje a las pocas páginas. A los meses la cogí de nuevo y casi de un tirón la termine en una noche. Me maravillo la tensión adolescente de los personajes, la musicalidad de las descripciones, la frescura de la narrativa…En fin esas cosas que a uno le gustan cuando lee, ¿No? .
A los pocos días de terminar la novela ocurrió el desastre del terremoto y el Tsunami, por ello y hasta el día de hoy es recurrente el lejanísimo oriente en mi cabeza. Ahora mismo estoy leyendo otra novela del mismo autor, esta mañana aprovechando el día libre he aparcado mi coche a la vera del mar y resguardado de la lluvia he devorado casi cien páginas.
Naoko; Toru; Surime…Los nombres nipones van y vienen en mi consciencia, tsunami, desastre, Fukushima…Se mezcla el mundo literario con el terriblemente real, la marea baja de la reciente súper- luna deja al descubierto los restos del naufragio, hace frio, viento y la primavera no aparece. Surrealismo, postmodernismo... Es época de cambios de dudas, de pasos en falso…Todo parece entremezclarse con una suavidad que me recuerda a los temas de los Beatles. Literatura pop llaman a lo de Murakami , como a la música de los de Liverpool, fácil de entender y con un cierto toque de premonición que deja potentes ecos.
Desde aquí mi solidaridad con el pueblo de Japón y con cualquiera de los pueblos que sufren en el mundo. Desde el lejano oriente hasta los confines del desierto libio.
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