martes, 28 de junio de 2011

El heroe y la competición

Antiguo estadio olimpico de Munich. Julio 2004.

El héroe apoya los talones sin convicción, solo es una jornada más. Hace tiempo que dejo de creer en la oportunidad. Sabe que necesita un cambio. Los flashes ya no lo consuelan, la música suena lejana. El sol de verano caldea su cabeza, le bullen las ideas. Todo es un no extemporáneo y fugaz. Huele a hierba húmeda y el viento trae aroma de rosas. Ya saben, la vida en cinco minutos puede ser eterna.

La presión en el pecho le indica el camino a la ansiedad,esta preparado pero el azoramiento de sus dedos le hace dudar de todo. Le duele el ayer, le pesa el mañana. La carrera comenzó hace demasiado y el sigue clavado en los tacos de salida. Espera el pistoletazo, la tensión lo agarrota; rememora viejos días color sepia; escucha al gentío a su alrededor, casi un susurro. De repente todos huyen hacia delante, escopeteados tras el disparo del juez, en sus ojos se para el tiempo, nota las miradas clavadas en su dorsal-el número 1 sigue allí-.

Cuando al fin arranca sus zapatillas de la posición de salida, nada fluye como debiera, se siente fuerte pero nota como se anquilosan las articulaciones, ya no es tan joven. Pero él corre y corre.

Sabe que a mitad del recorrido es cuando de verdad se pasa mal, sabe que es el momento de los fuertes. Empieza a bullir el estadio, le duelen increíblemente los tobillos, restos de una antigua lesión; tira de los brazos hacia arriba; las rodillas forman un ángulo de 90º casi perfecto cuando está en la fase aérea de la carrera; se le aceleran las pulsaciones por segundos. En su cabeza solo hay un objetivo, un paso más, solo un paso más.

Un segundo después lo abrazan, le dan una bandera. En el video marcador ve su nombre, esta tercero de una lista de ilustres amigos y compañeros. Teóricamente es un éxito, a su edad y quedar tan bien colocado. Sopla el viento, las gradas festivas comparten la alegría del ganador, el no está triste, solo cansado. Mientras se encamina a los vestuarios decide que esta será su última carrera, ya no quiere competir. No tiene dudas, no existe la ansiedad, solo la calma. Vienen en el aire suaves aromas a hierba mojada, laureles ajenos y  rosas.

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