lunes, 28 de enero de 2013

El destino salvaje

Fuente: El blog de Jon Bilbao

Muchas veces me preguntan y me pregunto a que lugar me gustaría ir mañana de viaje. Así  mañana sin pensarlo mucho. Y bueno...teniendo en cuenta que según trip advisor solo he visto un 11% del mundo, pues la respuesta es difícil de definir.

He leído sobre miles de sitios, he visto documentales sobre muchos destinos. Mi imaginario esta lleno de colores y sabores desde el mágico México de Chabela Vargas y Carlos Fuentes; pasando por la Arabia de Lawrence o el Tahiti de Gauguin hasta el mágico corazón de África que visite de manos de Javier Reverte.

Pero si mañana mismo tuviera que elegir un destino para pillar un avión y ensanchar el alma que diría Extremoduro seria sin duda Alaska. Tengo a Alex McCandless siempre en mente, un valiente de los de verdad que tiene mis respetos para siempre: 

En el verano de 1990 Chris McCandles donó todo el dinero de su cuenta corriente a una organización humanitaria y abandonó el espartano apartamento en el que había vivido hasta su graduación en la universidad. Sólo se llevó consigo un exiguo equipo de acampada, un puñado de dólares (que luego quemó junto con toda su documentación) y su viejo coche de segunda mano (que luego abandonó). No se despidió de su familia. Adoptó el nombre de Alexander Supertramp y con él emprendió un largo periplo por el sur y el oeste de Estados Unidos y, finalmente, por Alaska.
 Tengo en la memoria los mejores cuentos del Gran Norte de Jack London, una serie de relatos que cualquier niño debería leer, la naturaleza y el respeto a esta como hilo conductor y protagonistas que resisten fieramente ante un  destino incierto.

Llevo conmigo los personajes un poco naive de Jack Kerouak que son predecesores de todos los mochileros y viajeros de pocos recursos de mundo: montañeros amantes del jazz; imbuidos de un budismo revolucionario que los hace encantadoramente optimistas. Estos jóvenes me acompañan en todos los viajes y me hacen viajar cuando no viajo.

...miles y hasta millones de jóvenes con mochilas y subiendo a las montañas a rezar, todos ellos lunáticos zen que andan escribiendo poemas que surgen de sus cabezas sin motivo y siendo amables y realizando actos extraños que proporcionan visiones de libertad eterna a todo el mundo y a todas las criaturas vivas...
Vagabundos del Dharma negándose a seguir la demanda general de la producción de que consuman y, por tanto, de que trabajes para tener el privilegio de consumir toda esa mierda que en realidad no necesitan y que siempre termina en el cubo de la basura una semana después. 
Y finalmente el libro que sin duda me llevo a soñar con Alaska y el Gran Norte, de nuevo el maestro Javier Reverte, con su El río de la luz absolutamente ilustrador, motivador y cautivador. Enmarcado en un viaje de ensueño por la cuenca aurífera del norte de EEUU y Canadá hasta llegar finalmente a la última frontera.

 Se me hace la boca agua de pensarlo, esa imponente naturaleza, aquellos parajes míticos, las cabañas y refugios... Chris; Jack London; Kerouak; Reverte, me hacen soñar con ese dia que quizas sea mañana en que llene la mochila con un poco de comida, una buena navaja, me calce las duras y viajadas botas de montaña y busque mi próximo destino.

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