Atacama por Rocio Abuguixen |
El año pasado por estas fechas iniciaba un viaje del que ya he hablado en este blog. En los últimos días ha vuelto a las noticias el país que fue protagonista de aquel viaje: Chile. El país más estrecho del mundo, por unas cosas o por otras siempre está presente en España. Por lo general las noticias no lo son si no son malas, pero últimamente desde allí son buenas: Que el país se ha rehecho con un carácter encomiable del terremoto gigante y que los 33 han salido de las fauces de su oficio cruel indemnes.
Porque pienso que lo que pasó no debería volver a pasar, y que nadie querría ser héroe porque tus jefes no invierten lo suficiente en seguridad. Eso fue lo que le dijo el ultimo minero que salió en la capsula espacial al presidente-empresario-estrella Piñera: "Le entrego el turno y espero que esto nunca más nos vuelva a ocurrir”.
Cuando yo visite Chile no estuve en el árido norte, pero hace muy, muy poquito leí una excelente novela de un chileno que se llama Hernán Rivera Letelier (El arte de la resurrección) que con un toque de surrealismo; humor y magia latinoamericana cuenta las correrías de un tipo loco (orate en léxico chileno) que se cree la reencarnación de Jesús de Nazaret en las Salitreras de Atacama. Con esa novela critica-histórica y social me acerque yo a esa tierra, a los desolados paramos azotados por el viento, a las gélidas noches con el cielo estrellado como manta, a los días polvorientos, a los dientes que rechinan mascando el hollín de la miseria y a la sequedad del aire en el lugar más seco de planeta.
Poco después saltaba a las primeras planas la noticia de los mineros. Y yo que desde García Márquez aprendí que si en algún lugar ocurren las cosas que nadie sospecha; si en algún sitio existe la magia; si hay un sitio donde lo increíble se cruza con lo exacto es en un camino perdido de América, adivine que las estrellas del cono sur verían salir a los 33. Verían amores y desamores, amantes y esposas, se vería la cara de “Yonni Salgo” que es el tipo que prefería no salir de la que le esperaba fuera , el populismo patriotero de segunda mano en los políticos, vida y ternura en los hijos de la tierra, alegría y un poco de telenovela. Lo sentía, y según se iba cumpliendo el sueño que parecía imposible yo solo me decía: Maravilloso.
Me llena de sonrisas que aun pasen cosas como esta, que la realidad sea a veces mágica, y que aun queden héroes y milagros increíbles.
Querido amigo, me encantó tu columna, la frase en que defines a nuestro gerente-presidente es muy gráfica. El artículo combina muy bien tu ironía, sensibilidad (usas una proza muy sutíl) y manejo de cultura general a la altura de un profesor de historia de primer nivel. Felicidades, 1 abrazo desde el Estrecho de Magallanes. Pablo
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